Formación, creer o no creer

Solo fue una casualidad, lo aseguro, pero me pareció tan sintomático, que me hizo reflexionar sobre el papel que conceden muchas de nuestras empresas a la formación.

Todo surge porque la semana pasada tenía una reunión en un edificio de oficinas situado en plena Gran Vía de Madrid y mientras esperaba al ascensor, me encontré con una pequeña puerta situada en una estrecha, oscura y vieja escalera en la que había un montón de CPUs amontonadas. Y en la puerta, tirando a cutre, un folio en el que se leía impreso, Aula de Formación Deutsche Bank (perdonad por la calidad de la foto: fue un auténtico robado).

Aula de formación Deutsche Bank

Aula formación Deutsche Bank

Esa imagen me hizo pensar en el último taller que realicé para incorporar nuevos conocimientos: un aula tipo zulo, con una iluminación insuficiente, con muy poco espacio, sin orden ni concierto, y con equipos informáticos de esos que cuando los retiramos de nuestra casa dudamos entre si dárselos a nuestros sobrinos de 5 años o llevarlos al Punto Limpio. En fin…

Si se tratara de excepciones, quizá podría pensar que las empresas suelen creer en la formación de sus equipos, pero es que mi memoria está llena de aulas de formación con frigoríficos porque se usan como comedores de los empleados o llenas de archivos o de muebles viejos; de espacios ruidosos, sin climatización, con equipos propios de los países en vías de desarrollo… Demasiados ejemplos para pensar que nuestras empresas se toman en serio la formación.

¿Cómo es el aula de formación de tú empresa? ¿Conoces algún ejemplo similar a mi experiencia?

Esta entrada fue publicada en organizaciones y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Formación, creer o no creer

Deja un comentario