El tiempo que se nos escapa entre los dedos

Quizá la explicación (o mejor dicho, la escusa) más universalmente usada para intentar justificar los motivos por los que no abordamos alguna tarea sea el tiempo: en concreto, la falta del mismo.

Si no habéis oído nunca frases del tipo «es que no tengo tiempo para», «no me da tiempo a», «si tuviera más tiempo para», «me falta tiempo para» os invito a que no sigáis leyendo este post, pero antes, decidme cuál es el mundo en el que os movéis 😉

La gestión del tiempo es uno de los retos más actuales, y una buena muestra de ello es la ingente cantidad de cursos, acciones formativas, iniciativas de coaching o incluso, blogs que se dedican a aconsejar, enseñar, etc. a aprovechar mejor el tiempo, a diferenciar entre lo importante y lo urgente, a jerarquizar tareas o a encontrar oasis temporales. Y aprovecho para recomendar uno de los que me parece más interesante: ThinkWasabi.

Pero en el fondo, con sinceridad, ¿nos encontramos con dificultades para abordar las tareas ligadas a nuestro desempeño profesional?, ¿nos falta realmente tiempo para hacer lo que debemos? Es decir, ¿estamos ante casos que llamo con ironía de «agenda de Ministro» o más bien se trata de resistencias para acometer una parte de nuestras obligaciones profesionales; en particular, las más ingratas, las menos motivadoras, aquellas que nos hacen sentir más inseguros, los «marrones», aquellas para las que nunca encontramos tiempo?

Esta entrada fue publicada en uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a El tiempo que se nos escapa entre los dedos

  1. elalma38 dijo:

    Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches ( dijo Bejamín Franklin). Yo creo que administrar el tiempo es la clave para dominarlo y que no te domine a tí.
    Hacer cambios en nosotros,en nuestras actividades, prioridades, expectativas .Pero después de tú reflexión y en estos días en que dispongo de algo más de tiempo me doy cuenta que hay muchas de las tareas profesionales que nos resistimos a abordar, posponemos o intentamos delegar y nos generan un estrés enorme cada vez que aparecen en una agenda pendiente.Lo admito. Por inseguridad, porque resultan aburridas, por falta de conocimiento o por las consecuencias que puedan acarrear si no están bien hechas.
    Y añado otra cuestión más, que es también muy común y es querer hacer muchas cosas en poco tiempo. Esto puede estar relacionado con ser muy perfeccionista, con una autoestima baja que nos lleva a querer demostrar que somos “buenos profesionales”.
    ¿Por qué es tan importante para mí, hacer muchas cosas? ¿Qué sucede si no lo hago?Debería importarnos la calidad no la cantidad…

Deja un comentario